Presentación a
El autor como productor*

Bolívar Echeverría


Walter Benjamin. El autor como productor. Editorial Itaca, México 2004.

 Antecedente directo de su famoso ensayo sobre la obra de arte (La obra de arte en la época de su reproductibilidad tecnica), el presente texto fue leído por Benjamin el 27 de abril de 1934 en el Instituto para el Estudio del Fascismo que los emigrantes alemanes, expulsados por la persecución nacionalsocialista, habían fundado en París.

Benjamin se hace portavoz del "vanguardismo" revolucionario más radical. Según él, la afirmación revolucionaria en la obra de arte, si no es ella endógena, resulta una toma de posición no solo falsa e inofensiva, sino incluso reaccionaria.

  Entre los muchos aspectos notables que ofrece esta conferencia destaca de manera especial uno que tiene que ver con la vocación de su autor, la de crítico de la literatura y el arte. Benjamin, hombre cercano al proceso de producción de tantos literatos y artistas con los que mantenía lazos de amistad, llama a sus interlocutores – los intelectuales comprometidos con una política de izquierda – a depositar toda la confianza en la espontaneidad revolucionaria de la producción artística "de vanguardia". Según él, la "alta calidad" de una obra de arte es garantía suficiente de ese carácter. Aunque hay que añadir que, para él, la calidad se mide de acuerdo a un criterio muy especial: la capacidad que muestra una obra de arte para dar cuenta de los problemas técnicos que la historia de su oficio, como un proceso conectado íntimamente con el devenir del conjunto de la sociedad, le plantea en general, y particularmente en el caso de una tecnología y una sociedad modernas, enfrentadas a la inminencia de un cambio radical.

  Benjamin se hace portavoz del "vanguardismo" revolucionario más radical. Según él, la afirmación revolucionaria en la obra de arte, si no es ella endógena, es decir, si no resulta de su consistencia misma y del modo en que la técnica es empleada en su producción – y no es solamente una traducción o transposición, por mas brillante que sea, del discurso político al lenguaje artístico – resulta una toma de posición no solo falsa e inofensiva, sino del todo contraproducente e incluso reaccionaria. Si el Ulises de Joyce es una obra revolucionaria no es porque en ella este cifrado un mensaje pro-comunista, sino porque es una obra literaria cuya construcción va con la revolución, está dentro de ella dado que "refuncionaliza" en sentido "democrático" la relación entre narrador y lector consagrada por la técnica narrativa de los grandes novelistas de la modernidad del siglo XIX.  

  La falta de actualidad de esta conferencia parece evidente. Se trata de una exposición dirigida a escritores, artistas e intelectuales a quienes, por lo que se desprende de la lectura, parece importarles grandemente el pertenecer o no al bando de la izquierda, el ser o no considerados "revolucionarios"; una especie de interlocutores que no existe ya o de la que quedan sólo unos cuantos ejemplares dispersos, afectados por los estragos de la extemporaneidad y el aislamiento. La lectura de su texto setenta años después de que fuera escuchado en París resulta, sin duda, extraña. Sobre todo porque lleva al lector a sorprender a la utopía en el momento mismo en que ella cree estar realizándose. Es un texto que documenta la presencia de una corriente histórica bastante poderosa en la vida social y política en el momento en que se enfrenta, con notables posibilidades de éxito, a la organización capitalista del mundo moderno. Presencia que, al hacer falta en nuestros días, parece extender – en  medio de la añoranza, si se quiere – una vaciedad de sentido actual sobre todo lo que se hizo y se pensó entonces.

  Cabe sin embargo preguntarse: ¿la actualidad de textos como este de Benjamin se agota en verdad con su pertenencia a la figura concreta del discurso público que prevalecía cuando fue escrito, a la coyuntura histórica del enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución en la Europa de los primeros decenios del siglo XX? ¿Se han vuelto en verdad vacías sus afirmaciones en una situación discursiva tan diferente a la de entonces como es la actual?

Bien puede ser que estemos viviendo la gestación de un nuevo escenario de realización de lo político en el que podrán recobrar su validez los sueños vanguardistas de una relación liberada entre el arte y la vida.

  Del conjunto de problemas estéticos y artísticos propios de las "vanguardias" de finales del siglo XIX y comienzos del XX puede decirse lo que Theodor W. Adorno solía decir de la filosofía: que, aunque alguna vez pudo parecer un modo de reflexión superado por el progreso de la vida real, sigue sin embargo actual porque el instante de su realización adecuada dentro de esa vida llegó, pero pasó sin que fuera aprovechado. En efecto, el hecho de que la izquierda no tenga hoy en día el tipo de presencia que entonces tuvo en el escenario de la política y de que, por lo tanto, a los literatos, artistas e intelectuales de hoy – herederos en gran parte del vanguardismo que se autodisminuyó al emigrar a Norteamérica y sentar allí sus reales – les pueda tener sin cuidado una hipotética militancia revolucionaria no implica necesariamente que la actitud de izquierda haya dejado de ser necesaria, que haya sido superada por la integración en el funcionamiento de lo establecido, y que, por ejemplo, los artistas, los productores de oportunidades públicas de experiencia estética, hayan superado su disfuncionalidad respecto de lo establecido y perdido la capacidad de sentir que el campo de sus posibilidades de acción les está siendo achicado y maleado sistemáticamente por el funcionamiento omniabarcante de la "industria cultural". Bien puede ser, por el contrario, que estemos viviendo la gestación de un nuevo escenario de realización de lo político, dentro del cual la izquierda, como resistencia y rebelión frente a la modernidad capitalista, podrá hacerse visible, y en el que podrán recobrar su validez los sueños vanguardistas de una relación liberada entre el arte y la vida.

REFERENCIAS


^ * El siguiente texto es la "Presentación" a Walter Benjamin. El autor como productor. Ediciones Itaca, México 2004.

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