Tesis sobre la historia y otros fragmentos

Apuntes, notas y variantes

Walter Benjamin


Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México, Contrahistorias 2005.

5. Variantes.

 

Nota preliminar

Es sabido que durante un tiempo circuló la leyenda de un autómata que estaba tan maravillosamente construido, que a cada movida de un ajedrecista contestaba por sí mismo con la jugada correcta. Un muñeco en atuendo turco, con la pipa del narguile en la boca, estaba sentado ante el tablero que descansaba sobre una mesa. Un sistema de espejos despertaba la ilusión de que se podía ver a través de esa mesa. En verdad, ahí adentro estaba sentado un enano jorobado, que era un maestro en el juego del ajedrez y que guiaba la mano del muñeco mediante cordeles, una vez que había encontrado la jugada correcta. Cualquiera que se quisiera medir con el muñeco podía ocupar el asiento vacío que estaba instalado frente a él. Me podría imaginar un equivalente de esta instalación en la filosofía, tanto más fácilmente, cuanto que la disputa por el concepto verdadero de la historia puede pensarse muy bien bajo la forma de una partida entre los contrincantes. Si fuera por mí, el ganador debe ser el muñeco turco, que entre los filósofos se llama materialismo. Puede enfrentar sin más a cualquier adversario, si tiene seguros los servicios de la teología, que hoy, de todos modos, es pequeña y fea y no debe dejarse ver en ningún lado.

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B 3

La imagen verdadera del pasado pasa de largo velozmente. El pasado sólo es atrapable como la imagen que relumbra, para nunca más volver, en el instante en que se vuelve reconocible. Si es auténtica, ello se debe a su fugacidad. En ésta reside su oportunidad única. Precisamente porque esta verdad es pasajera y porque un soplo se la lleva, es mucho lo que depende de ella. La apariencia en cambio espera en su sitio, pues se aviene mejor con la eternidad.

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A 4

“La verdad no se nos escapará”: esta frase que proviene de Gottfried Keller indica el punto exacto, dentro de la imagen de la historia del historicismo, donde le atina el golpe del materialismo histórico. Porque la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludido en ella.

La buena nueva que el historiador del pasado trae, con pulso acelerado, sale de una boca que tal vez ya en el instante en que se abre, habla al vacío. El salvamento que el historiador realiza en lo pasado sólo puede realizarse como en algo que en el instante que sigue fuera a perderse perdería insalvablemente.

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15.15t_bisÜber den Begriff der Geschichte, "Tesis XV" - Das Hannah-Arendt Manuskript

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Si se mira más de cerca, lo que está en la base del historicismo y su cómoda narración es la empatía. Fustel de Coulanges la invoca al recomendar a los historiadores que, si quieren vivir nuevamente una época, deben sacarse de la cabeza todo lo que puedan saber del transcurso ulterior de la historia. No se puede caracterizar mejor el método al que se enfrenta el materialismo histórico. El historicismo se contenta con reconocer un nexo causal entre los distintos momentos de la historia. Pero ningún hecho, por ser una causa, es ya por ello histórico. Lo será, póstumamente, en virtud de acaecimientos que pueden estar separados de él por milenios, para el historiador que parte de ésto, la sucesión de acaecimientos deja de correrle entre los dedos como un rosario. Capta la constelación en que ha entrado su propia época con otra, muy determinada, del pasado. Da así fundamento a un concepto del presente como un tiempo del ahora en el que estuvieran incrustadas astillas del tiempo mesiánico. Este concepto introduce una interconexión entre historiografía y política que es idéntica a la interconexión teológica entre rememoración y redención. Este presente se plasma en imágenes a las que se les puede llamar dialécticas. Representan una “ocurrencia salvadora” de la humanidad.

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[Falta el inicio] estado de hecho. Da cuenta también de que este estado de hecho está hondamente fundado. Quien sea que hasta ahora haya obtenido la victoria en las mil batallas de las que está llena la historia, tiene su parte en el triunfo de los dominadores de hoy sobre el conjunto de los oprimidos. El inventario del botín que ponen en exhibición ante los derrotados no será considerado por el materialista histórico de otro modo que críticamente. A este inventario se le llama cultura. Todos los bienes culturales que el materialista histórico alcanza a mirar, lo que ha llegado a él como arte y como ciencia, - todo eso, sin excepción, tiene una procedencia que él no puede considerar sin espanto. No sólo debe su existencia al esfuerzo de quienes lo crearon, sino también a la servidumbre anónima de sus contemporáneos. No hay jamás un documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie. Allí donde el historicismo celebra a genios y a héroes, el materialista histórico mantiene su distancia, sirviéndose para ello de hasta el último de los recursos.

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IXa

El conformismo, que desde el comienzo se sintió como en casa en la socialdemocracia, no sólo afecta a los objetivos políticos de ésta, sino también a sus términos económicos. La conexión entre estas dos causas de la desgracia que sobrevino después es manifiesta. Cualquier investigación más o menos exacta confirma esto. "Es interés de la Comuna, dice Dietzgen, suprimir la propiedad privada de la tierra... Dónde o cuándo ha empezarse con ello, si mediante un pacto secreto con Bismarck,... si en las barricadas de París..., todas éstas son... cuestiones... extemporáneas. Aguardamos nuestro momento... Puesto que nuestra causa se vuelve más clara cada día y el pueblo cada día más sabio.”  No hay otra cosa que haya corrompido más a la clase trabajadora alemana que la idea de que ella nada a favor de la corriente. Puesto que la inclinación de esta corriente como [Se interrumpe.]

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[Falta el inicio.] sólo juzgada según esta concepción socialdemócrata, probablemente todo su sentido. Ilustran que el trabajo de los harmoniens, muy lejos de explotar a la naturaleza la volvería más bien fructífera y la completaría. Al concepto degenerado del trabajo como explotación de la naturaleza pertenece como su complemento la naturaleza, aquella que, como se expresa Dietzgen, “está ahí gratuitamente”.

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16.16tÜber den Begriff der Geschichte, "Tesis XVI" - Das Hannah-Arendt Manuskript

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La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacío, sino otro, lleno de tiempo del ahora. Donde el pasado está cargado de este material explosivo, la investigación materialista le pone la mecha al "continuum de la historia". Con este procedimiento, lo que pretende es hacer que la época salte fuera de él (y así ella hace saltar una vida humana fuera de su época y una obra singular fuera de la obra de una vida). El beneficio que resulta de este proceder consiste en que la obra entera está conservada y superada en la obra singular, la época en la obra y el curso entero de la historia en la época. La ley (esquema) que está en la base de este método es la de una dialéctica en estado de detenimiento. El fruto substancioso de lo que ha sido cmprendido históricamente tiene en su interior el tiempo como semilla (grano) preciosa (fértil), pero, eso sí, insípida (sobria).

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El día en que empieza un calendario cumple, sin embargo, la función de acelerar el tiempo histórico. Este día es también, en el fondo, el día que vuelve una y otra vez con la imagen de los días festivos, que son días de conmemoración. Los calendarios, en efecto, no miden el tiempo como relojes. Dan testimonio de que en otras épocas el tiempo histórico fue mejor entendido que a partir de mediados del siglo pasado. Todavía durante  la Revolución de Julio se registró un episodio en el que uno puede hacerse esto presente.

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Este concepto de un presente que no es tránsito, sino en el cual el tiempo está firme y ha entrado en un estado de detenimiento, es algo a lo que la dialéctica materialista no puede renunciar. Puesto que este concepto define precisamente el presente en el cual, en cada caso, se escribe la historia. Este presente es, por más que suene extraño, el objeto de una profecía. Esta no anuncia, pues, lo venidero. Sólo delata aquello por lo que la campana ya dobló. Y es el político quien mejor sabe lo mucho que se necesita ser profeta para decir eso. Este concepto del presente Se encuentra formulado con precisión en Turgot. “Antes de que podamos habernos informado sobre un estado de cosas dado, escribe, éste se ha transformado ya muchas veces. Es así que siempre nos enteramos demasiado tarde de lo que ha sucedido. Por ello es que puede decirse de la política que está destinada, en cierto modo, a prever el presente.” De la historia puede decirse lo mismo. El historiador es un profeta volteado hacia atrás. Contempla su propia época en el medium de las fatalidades ya sucedidas. Con eso, ciertamente, termina para él todo sosiego en el narrar.

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XV

El historicismo culmina, con todo derecho, en la historia universal. La historiografía materialista se distancia metodológicamente de ella quizá con más claridad que de ninguna otra. No hay en ella un armazón teórica. Su proceder es aditivo: moviliza a la masa de los hechos para llenar el tiempo homogéneo y vacío. Bajo la historiografía materialista, en cambio, hay el fundamento de un principio constructivo real. Es el principio monadológico. El materialista histórico sólo aborda el pasado allí donde se le presenta con esta estructura, que es rigurosamente idéntica a la de la actualidad mesiánica. Es en virtud de ella que él hace saltar a una determinada época fuera del transcurso homogéneo de la historia; así hace saltar también a una determinada vida fuera de su época, y a una determinada obra fuera de la obra completa de una vida. Con ello se separa de manera inconfundible de los historiadores universales. Su objeto es monadológico. El beneficio de este procedimiento consiste en que la obra singular está conservada y superada en la obra completa, lo mismo que en la obra completa la época y en la época el curso entero de la historia. El fruto substancioso de lo comprendido históricamente tiene al tiempo en su interior, como semilla fértil, aunque privada de su sabor.

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17.17tÜber den Begriff der Geschichte, "Tesis XVII" - Das Hannah-Arendt Manuskript

XV

El historicismo culmina, con todo derecho, en la historia universal. La historiografía materialista se distancia metodológicamente de ella quizá con más claridad que de ninguna otra. No hay en ella un armazón teórica. Su proceder es aditivo: moviliza la masa de los hechos para llenar el tiempo homogéneo y vacío. Bajo la historiografía materialista, en cambio, hay el fundamento de un principio constructivo. Es el principio monadológico. El materialista histórico sólo aborda el pasado allí donde éste se le presenta como una mónada. En esta estructura reconoce el signo de una interrupción mesiánica del acontecer; es decir, de una oportunidad revolucionaria en la lucha por el pasado oprimido. La aprovecha y hace saltar a una muy determinada época fuera del transcurrir homogéneo; así mismo, hace saltar a una determinada vida fuera de la época; así también a una determinada obra fuera de la obra completa de una vida. El beneficio de este procedimiento consiste en que la obra completa está conservada y superada en la obra singular, lo mismo que en la obra completa la época y en la época el curso entero de la historia. El fruto substancioso de lo comprendido históricamente tiene al tiempo en su interior, como semilla fértil, aunque carente de sabor.

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El historicismo se contenta con establecer un nexo causal entre los sucesos que se siguen unos a otros en la historia. Pero no por ser una causa un hecho es ya histórico. Lo será, póstumamente, en virtud de acaecimientos que pueden estar separados de él por siglos. Para el historiador que parte de ésto, la sucesión de acaecimientos deja de correrle entre los dedos como un rosario. Deja de someterse a la idea de que la historia es algo que se deja narrar. En una investigación materialista, la continuidad épica entra en quiebra en beneficio de la coherencia constructiva. Marx reconoció que “la historia” del capital se expone como la armazón de hierro, ampliamente tensada, de una teoría. Abarca la constelación en la que su propia época había entrado con muy determinados momentos anteriores de la historia. Contiene un concepto del presente como un tiempo del ahora en el que están incrustadas astillas del tiempo mesiánico.

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Debe estar permitido imaginar que, en las prácticas mágicas que averiguan el futuro, el tiempo, al que ellas indagan por lo que encierra en su seno, no es imaginado ni como homogéneo ni como vacío. Cuando se tiene ésto en cuenta, se ve perfectamente cómo el pasado está presente para la rememoración: esto es, de ese modo. Se sabe que a los judíos les estaba vedado consultar al futuro. La rememoración, en la que debemos ver la quintaesencia de su representación teológica de la historia, desencanta el futuro, al que la magia oye y se somete. Pero no por ello hace del futuro un tiempo vacío. Pues para ella cada segundo es la pequeña puerta por donde puede pasar el Mesías. El ángulo dentro del cual se mueve es la rememoración.

Sobre la antigua práctica de la adivinación: el tiempo al que allí se le inquiere por lo que ... encierra no es pensado ni como homogéneo ni como vacío.

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