El concepto de blanquitud como marca civilizatoria*

Lorena Escudero**


Lorena Escudero

Introducción

El texto motivo de este comentario forma parte del libro Blanquitud, cuerpo y devastación coordinado por Andrés Luna Jiménez, Javier Siguenza y Angeles Smart, concebido por los autores para profundizar en el concepto de blanquitud propuesto por Bolívar Echeverría, como un punto de llegada y, a la vez, un puerto de partida en sus teorizaciones sobre racismo y modernidad. Desde entradas filosóficas, históricas y estéticas, el conjunto de artículos que conforman el libro ofrece una mirada del horizonte teórico echeverriano confrontado con las discusiones contemporáneas en torno a problemas fundamentales de nuestro tiempo.

  El texto de Javier Sigüenza, en particular, presenta un enfoque profundo sobre los aportes de Echeverría respecto a la relación entre racismo, blanquitud y modernidad, con un énfasis particular en su despliegue en América Latina. El autor analiza varios conceptos que abonan a la comprensión de la temática central. Al no ser posible tratarlos en detalle en los límites de este espacio, invito a leerlos con detenimiento, dada su relevancia. En este breve comentario, seguiré la línea argumentativa de Javier Sigüenza a través de cinco puntos que considero centrales.

 

1. Echeverría, filósofo inclasificable y compromiso político

Sigüenza presenta a Bolívar Echeverría como un filósofo inclasificable. Su praxis filosófica se nutre de diversas formas del saber humano y utiliza la “estrategia barroca” latinoamericana para abordar los problemas más acuciantes de nuestro tiempo, uno de ellos es el racismo. Además, subraya la apuesta política del pensamiento echeverriano, cuyo objetivo es una comprensión crítica de las fuerzas ocultas que determinan la vida humana, buscando la resistencia a las formas de dominación y enajenación constitutivas de la modernidad realmente existente.

  En este punto, se puede establecer un paralelismo entre la mirada de Sigüenza sobre el pensamiento de Echeverría y la que éste tenía de uno de sus grandes inspiradores: Walter Benjamin. En la presentación de “Tesis sobre la Historia y otros fragmentos” (Benjamin, 2005), Echeverría (2018) se refiere al pensamiento de Benjamin de la siguiente manera:

Esta preocupación extemporánea por lo político, esta falta de conexión con el ajetreo de la realpolitik, que se da sin embargo dentro de un compromiso profundo con el acontecer de la vida pública; esta especie de nostalgia por el presente […] hacen de él un discurso especialmente fascinante. (p. 16)

Ni en el caso de Benjamin, menos en el de Echeverría, existe únicamente la nostalgia por el presente, sino que también se busca líneas de esperanza; líneas de fuga que combatan la enajenación del sistema, en su caso, desde una perspectiva latinoamericana-universal. Esta idea la retoma Sigüenza en la parte final de su texto.

 

2. Racismo y blanquitud: contribución central de Echeverría

El texto de Javier Sigüenza, en particular, presenta un enfoque profundo sobre los aportes de Echeverría respecto a la relación entre racismo, blanquitud y modernidad, con un énfasis particular en su despliegue en América Latina.

Sigüenza plantea que el concepto de blanquitud en Echeverría, como fenómeno de la modernidad, surge de la intersección entre la pregunta sobre la modernidad, su realización particular en América Latina, y la cuestión de la otredad.

  En este marco, identifica la contribución central Echeverriana: la distinción entre el racismo de la blancura: (étnico-cultural) y el racismo de la blanquitud: (identidad ético-civilizatoria).

  En un primer momento, Echeverría se acerca a esta problemática, destaca Siguenza, como una cuestión teórico-política y la convierte luego en toda una cuestión filosófica, pues lo que “está en juego no es únicamente la distribución equitativa de los bienes materiales, que el trabajo social produce, sin distinción de clase, raza o género, sino la existencia misma del ser humano, amenazada por la dialéctica perversa de la modernidad” (Sigüenza, 2024, p. 112).

 

3. La persistencia del racismo y su relación con la modernidad

Para responder a la pregunta central de como definir la identidad ético-civilizatoria de la blanquitud, Sigüenza plantea otras preguntas adyacentes y necesarias: ¿qué es el racismo? ¿A qué se debe su persistencia en el mundo actual? ¿Es el racismo producto de la crisis de la modernidad o un fenómeno estructuralmente inherente a ella?

  Para acercarse a las respuestas de Echeverría sobre estas cuestiones, Javier pone de manifiesto que la preocupación por el racismo no es únicamente un tema teórico, sino una demanda social y cultural que mantienen desde hace décadas los movimientos sociales, intelectuales, humanísticos y científicos, a los que Echeverría no es indiferente desde la posición de izquierda que mantuvo durante su vida, y de su crítica radical al sistema capitalista. Además, pone en debate algunos de los planteamientos teóricos que, desde los puntos de vista científico, histórico, social, cultural, y del psicoanálisis, coinciden en que las razas no existen, pero que el racismo sí, como una ideología vinculada históricamente a las relaciones de dominación y que, en el caso de la modernidad triunfadora, la constituye. El racismo es, además, un resabio de la sociedad colonial.

  En su argumentación, Javier se detiene en los análisis de Immanuel Wallerstein y Aníbal Quijano, quienes, desde la óptica marxista, vinculan la existencia del racismo con la división social de clase, partiendo de que el conflicto fundamental de la sociedad es la explotación del trabajo humano que da lugar a la división del trabajo y a la expansión del capitalismo a nivel mundial. Frente a la pregunta sobre qué sostiene la ideología del racismo, Wallerstein responde que este no es solo una actitud de miedo o desprecio del otro, definido por criterios genéticos o por criterios sociales, sino que son manifestaciones secundarias de la práctica racista estructural del sistema-mundo capitalista.

  Wallertein plantea, además, que no es casual que las primeras manifestaciones de la ideología del racismo se hayan establecido en el siglo XVI, cuando tuvo lugar el debate sobre si los habitantes del nuevo mundo tenían alma o no y, posteriormente, (aceptando que probablemente sí la tenían) se los incorporó en el nivel más bajo de la escala laboral y social, produciéndose una etnificación de la fuerza de trabajo, central en la configuración de la economía mundo capitalista.

  Echeverría (2018) se refiere a este tema en “Racismo y blanquitud”, cuando afirma que las primeras manifestaciones de racismo se pueden encontrar en la España del siglo XVI, cuando la empresa de la Conquista fue acompañada por una discusión antropológico-teológica sobre si los indios tenían alma, con con el fin de justificar la empresa de la conquista, poniendo las bases del racismo moderno.

  Quijano, por su parte, continúa Sigüenza (2024), lleva esta matriz interpretativa a sus “últimas consecuencias” en su análisis sobre el papel de América Latina en la constitución de la modernidad. Afirma que:

La globalización es el resultado de un proceso que dio origen a un nuevo patrón de poder mundial basado en la noción de raza. A partir de ello, tuvo lugar la codificación de las diferencias entre conquistados y conquistadores bajo las supuestas diferencias biológicas y, por otra parte, ligado a ello, el acoplamiento de todas las formas del control del trabajo, de sus recursos y sus productos en torno del capital y del mercado mundial. (p. 86)

  Esto da inicio, además, a una nueva forma de relaciones intersubjetivas entre Europa y otras poblaciones, generando una visión etnocéntrica cuya particularidad es la clasificación racial de la población mundial, fundando así el eurocentrismo. Quijano hace uso de la noción blanquitud social para referirse a las consecuencias, no solo en la época colonial, sino más allá de ella, a través de la constitución de los Estados modernos que han venido consolidando la colonialidad del poder sobre las nuevas bases institucionales.

 

4. La originalidad de Bolívar Echeverría: el concepto de blanquitud como marca civilizatoria

La relación entre la blanquitud y la particular dialéctica del mestizaje en América Latina es un tema que queda abierto. Me parece que una relación con los planteamientos de Silvia Ribera Cusicanqui resultarían muy provechosos en este intento de poner en valor y debate el pensamiento crítico latinoamericano contemporáneo.

Sigüenza concluye que la tesis de la blanquitud de Bolívar Echeverría se inscribe en el análisis marxista y lo relaciona con los planteamientos de Wallerstein y Quijano.

  Como ellos, Echeverría piensa que el racismo es un fenómeno inherente al despliegue del capitalismo a nivel planetario y es concomitante a una especie de tendencia que busca homogeneizar la vida material y cultural de las poblaciones humanas, volviéndolas funcionales a la acumulación de valor. Tal tendencia habría conformado una nueva identidad civilizatoria, aquiescente con la forma capitalista de la modernidad y su productivismo desenfrenado, que subsume o niega a otras tantas identidades humanas, o forma natural, una identidad civilizatoria que conceptualiza bajo el término de blanquitud. (Sigüenza, 2024, p. 92)

  Su aporte fundamental es haber llevado este análisis al campo radical de la filosofía dando mayor profundidad a la distinción de Marx entre forma natural (o valor de uso) y la forma de valor (o valor de cambio), trascendiendo el campo de la teoría social y la crítica a la economía política hacia la comprensión de la diversidad y libertad constitutivas de lo humano.

  La reflexión sobre la forma social-natural en Echeverría enriquece el análisis de la modernidad desde una perspectiva única que es analizada por Sigüenza en una parte sustancial de su texto y lo lleva a concluir que, según Echeverría, la forma social-natural ha sido sistemáticamente oprimida, reprimida o, incluso, destruida en la dinámica histórica del mercado para ser reconstruida de acuerdo al ethos histórico realista que viene a alterar profundamente los modos de vida. Esto implica el surgimiento de un nuevo tipo de racionalidad humana en el que la forma de valor subsume a la forma social-natural (valor de uso). La forma social-natural es reducida a un mero medio de acumulación del capital, dando paso al fenómeno de la enajenación y la cosificación que conlleva al origen del homo capitalisticus y su blanquitud militante, para quien “vivir en el capitalismo es vivir para el capitalismo”.

 

5. La esperanza en la forma social-natural

Para finalizar, Javier Sigüenza afirma que dentro del discurso original y crítico de Echeverría existe también un elemento esperanzador: el ser humano es un ser concreto, cuya forma social-natural aun preserva ciertos rasgos cualitativos que pueden hacer estallar la cápsula de la blanquitud. Tarea eminentemente política a la que se refiere Echeverría (2005) en los últimos párrafos de Vuelta de siglo, cuando, por primera vez, presenta su concepto de blanquitud.

  La relación entre la blanquitud y la particular dialéctica del mestizaje en América Latina es un tema que queda abierto. Me parece que una relación con los planteamientos de Silvia Ribera Cusicanqui resultarían muy provechosos en este intento de poner en valor y debate el pensamiento crítico latinoamericano contemporáneo, por el que Sigüenza claramente apuesta. De igual forma, ampliar el análisis de las relaciones entre blanquitud, ethos barroco, valor de uso y crisis civilizatoria, centrales en el filósofo ecuatoriano-mexicano, constituyen un gran desafío con el fin de poner a prueba en la realidad actual las propuestas analíticas y transformadoras presentes en la praxis filosófica de Echeverría.

Portada del libro Blanquitud, cuerpo, devastación. Estudios sobre la obra de Bolívar Echeverría, 2024
Andrés Luna Jiménez, Javier Sigüenza, Ángeles Smart (coords.), Blanquitud, cuerpo, devastación. Estudios sobre la obra de Bolívar Echeverría, México, UNAM/SUM, 2024.

Referencias bibliográficas

Benjamin, W. (2015). Tesis sobre la historia y otros fragmentos. Contrahistorias.

Echeverría, B (2018). Racismo y blanquitud. Zineditorial.

Echeverría, B. (2005). Vuelta de Siglo. Monte Ávila.

Segato, R. (2022). La crítica de la colonialidad en ocho ensayos. Y una antología por demanda. Prometeo Libros.

Sigüenza, J. (2024). “La tormenta del progreso sigue soplando: Racismo, blanquitud y modernidad”, en A. Luna Jiménez, J. Sigüenza y Á. Smart (Coords.), Blanquitud, cuerpo, devastación: Estudios sobre la obra de Bolívar Echeverría (pp. 67-125). Seminario Universitario de la Modernidad: Versiones y Dimensiones-UNAM.

 

REFERENCIAS


^ * Comentario a Javier Sigüenza “La tormenta del progreso sigue soplando. Racismo, blanquitud y modernidad”, en Andrés Luna Jiménez, Javier Sigüenza y Ángeles Smart (coords.), Blanquitud, cuerpo, devastación. Estudios sobre la obra de Bolívar Echeverría, México, Seminario Universitario de la Modernidad: versiones y dimensiones-UNAM, 2024, pp. 69-119. Agradecemos a la autora el envío de su texto para su publicación en esta página web. Publicado bajo una licencia Creative Commons 2.5: Atribución-NoComercial-SinDerivadas.

^ ** Docente e investigadora en la Universidad de Cuenca. Doctora en el área de Sociología Política por la Universidad de Alicante y maestra en Estudios latinoamericanos por la UNAM. Estancias Académicas posdoctorales Universidad Complutense de Madrid y Universidad de Alicante. Coordinadora de la Cátedra Bolívar Echeverría de la Universidad de Cuenca. Contacto: <lorena.escudero@ucuenca.edu.ec>.

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