Blanquitud, capitalismo sensible y cine*

Diego Jadán-Heredia**


Diego Jadán-Heredia

La obra Blanquitud, cuerpo, devastación. Estudios sobre la obra de Bolívar Echeverría1 tiene la virtud de que los ensayos que la componen dialogan entre sí, por eso es difícil concentrarse solamente en uno de ellos; sin embargo, mi predilección por la estética y especialmente la filosofía del cine me orienta a comentar el texto de Andrés Luna Jiménez; no es solo atractivo que recurra al cine, sino que lo haga para ilustrar algunos conceptos de la obra de Echeverría y específicamente el de blanquitud.

  El texto “Cuerpo, ethos e imperativo capitalista: alegorías cinematográficas” tiene dos partes fundamentales: la primera que se concentra en la lectura que hace Echeverría de Max Weber y, la segunda, destaca los rasgos más importantes de la distinción echeverriana entre modernidad europea y modernidad americana como dos formas de modernidad capitalista, con la finalidad de interpretar dos películas a la luz de esos conceptos: Whity (1971) de Rainer Werner Fassbinder e Invasion of the Body Snatchers (1978) de Philip Kaufman. Ambos filmes son mencionados por Echeverría en distintas obras.

  En la primera parte, la dedicada a Echeverría como lector de Weber, es interesante una primera reflexión de Andrés en relación con el concepto weberiano Entzauberung der Welt (desencantamiento del mundo), conocidísimo pero muchas veces interpretado de manera imprecisa; es decir, no entendido el desencantamiento como carácter específico de la modernidad sino como un largo proceso que inicia —y cito a Luna— “con la diferenciación entre la ética israelita frente a la egipcia y la babilónica y que llegaría a su culminación con el puritanismo calvinista.” Esta exactitud que muestra Luna permite conectar este concepto con la relación biunívoca que Weber establece entre ética protestante y espíritu del capitalismo y que conduce a la identificación entre modernidad y capitalismo; ideas con las que, como sabemos, no está de acuerdo Echeverría.

  Finalmente, en esta primera parte, A. Luna vincula estos conceptos con el de blanquitud. Y es que, el paso de la subsunción formal a la real de la vida social bajo la lógica del capital, exige no solo una ética y un ethos, es decir comportamientos específicos y estratégicos que se caracterizan por la auto-represión productivista, sino que, además, se conjugan con un conjunto de rasgos étnicos, o sea, como dice el autor comentado, “existe una imbricación ético-étnica en la solicitud capitalista” o, en palabras del propio Echeverría: “el comportamiento cristiano puritano, esto es, la auto-represión productivista, por sí misma, o las marcas identitarias étnicas blancas, consideradas aisladamente, no son suficientes para caracterizar a la blanquitud (whiteyness), debido a que ésta se conforma por una sutil combinación de ambas.”

Cartel de la película Whity de Rainer Werner Fassbinder (1971)
Rainer Werner Fassbinder, Whity (1971)

  Ahora, como señala Luna, Echeverría solía echar mano de la estética porque en ella mira la somatización del pathos de lo social; por eso las referencias a las películas Whity e Invasion of the Body Snatchers resultan del todo ilustrativas para la comprensión de conceptos que encarnándose se hacen más perceptibles. Me parece que este mismo espíritu es posible mirarlo en The Substance (2024) la última película de la francesa Coralie Fargeat que se ha convertido en una especie de contrapeso a la que llamo marvelización de las salas de cine, por lo menos eso sucede acá en Ecuador.

  Hay una idea a la que Andrés Luna da mucha importancia y que me parece clave en su texto y en la comprensión de la dinámica corporal que exige el capitalismo y es la “condición parasitaria que la valorización abstracta presenta con respecto a la forma social-natural concreta a la que está referido el valor de uso”; en otras palabras, la valorización abstracta, la forma del valor, pretende, anhela subordinar a la forma social natural pero no puede prescindir de ella. En sus palabras, una supuesta “consumación absoluta o total de la subsunción de lo humano bajo la lógica del capital solo puede ser una ficción o, acaso, una mera hipótesis, puesto que su concreción supondría que el parásito ha eliminado al huésped del que vive.”

  Esta idea puede ayudarnos a comprender el drama de The Substance, precisamente esa pretensión de Elisabeth Sparkle, su protagonista (Demi Moore) y de que su cuerpo, ya viejo, ya incómodo, ya pasado de moda, ya feo, pueda ser reemplazado —sustancia de por medio— por el cuerpo joven, bello, reluciente por su piel tersa y su blancura y, por lo tanto, redituable de Sue (Sarah Qualley) que actúa como su doppelgänger. Cuando se toma a Invasion of the Body Snatchers como muestra de la americanización de la modernidad, se sabe que su trama no tiene una intención explícita de crítica social y reflexiva, como sí se observa en Whity o —aunque no se la haya mencionado en el texto— en They Live (1988) de John Carpenter, que tiene la misma premisa de la película de Kaufman; en todo caso, en la película de Fargeat existe una clara mirada crítica marcada, además, por el feminismo de su directora.

Cartel de la película Invasion of the Body Snatchers de Philip Kaufman (1978)
Philip Kaufman, Invasion of the Body Snatchers (1978)"

  En The Substance, se plantea, como distopía, la radicalización de esa subsunción a la que se somete la forma natural de la vida por una vida mercantilizada, blanqueada. Además el planteamiento es muy sugerente por mostrar, hasta causar nausea, la versatilidad que caracteriza al capitalismo; en clases, suelo recordar la obra renacentista de Luis Vives, la Fábula sobre el hombre, donde el personaje central tiene la capacidad camaleónica de participar de todas las naturalezas y así engañar y cautivar de esa forma a todos los dioses, pues esto sucede con el capitalismo y ese es uno de los temas de The Substance.

  Quizá uno de los puntos más provocadores de la película sea la estetización del comportamiento cotidiano que nos caracteriza contemporáneamente; claro, por los años de estreno de las películas de Fassbinder y Kaufman, en los setenta, todavía no era tan evidente esta nueva transmutación del capitalismo hacia lo que Lipovetsky llama el capitalismo sensible o transestético. El capitalismo continúa y radicaliza las desigualdades y la supresión de capacidades, pero las lógicas productivas del sistema y de consumo hoy utilizan máscaras de naturaleza fundamentalmente estética, lo que implica integrar una sensibilidad afectiva, una dimensión estética-imaginaria-emocional, en el universo consumista que pretende ocultar su cinismo y agresividad.

  Por eso Elisabeth, aunque tiene en sus manos la decisión de parar la sustitución de su cuerpo por el de Sue y volver a ser ella, porque es la matriz, no lo hace, no lo puede hacer; la hybris que caracteriza a la modernidad americana se enfrenta a la tragedia de su imposible consumación total.

  En “Vía de perfección”, el fragmento de Ziranda que es central en el ensayo comentado, Echeverría destaca que, en la película de Kaufman, se mira con claridad que “el alma está indisolublemente ligada al cuerpo, que para cambiarle el alma a alguien, es indispensable sustituirle también el cuerpo.” Por este motivo, Luna insiste en que la formación sujetiva que el capital requiere para su óptima reproducción es un proceso que nunca termina. Resulta trágico pensar que, como en The Substance, el homo aestheticus del capitalismo sensible oculta una realidad latente: esa vida bella, emocionante, vibrante, no se corresponde con la miseria humana que ella mismo produce, un “teatro de las apariencias. Y por eso está dispuesto a sacrificar su propia vida, la forma social-natural, por la forma de valor y la imposibilidad de una vida cómodamente mercantilizada.”

Cartel de la película The Substance de Coralie Fargeat (2024)
Coralie Fargeat, The Substance (2024)"

 

REFERENCIAS


^ * Comentario a “Cuerpo, ethos e imperativo capitalista: alegorías cinematográficas” de Andrés Luna. Agradecemos al autor el envío de su texto para su publicación en esta página web. Publicado bajo una licencia Creative Commons 2.5: Atribución—NoComercial—SinDerivadas.

^ ** Doctor en Filosofía (PhD) por la Universidad de Sevilla. Profesor en la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas y Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Azuay, Ecuador; coordinador de la Cátedra Abierta de Filosofía “Bolívar Echeverría”, y miembro del Grupo de investigación “Historia, Teoría y Epistemología del Diseño” de la misma casa de estudios. Contacto: diegojadan@uazuay.edu.ec

^ 1 Luna Jiménez Andrés, Javier Sigüenza y Ángeles Smart, Blanquitud, cuerpo, devastación. Estudios sobre la obra de Bolívar Echeverría, México, Seminario Universitario de la Modernidad: Versiones y Dimensiones/UNAM, 2023.

Creative Commons License

2017 bolivare.unam.mx

Powered by DailyMatrix