Modernidad barroca y capitalismo
Debates sobre la obra de Bolívar Echeverría vol. 2

Andrea Torres Gaxiola, Luis Guillermo Martínez Gutiérrez (comps.)


INTRODUCCIÓN

 

El primer volumen de esta obra se centra en la relación de la modernidad con el capitalismo. Se abordan ahí las teorías críticas y marxistas de Bolívar Echeverría, con el fin de retomar, replantear y explorar las formas del capitalismo vigentes y su relación con las diversas modulaciones civilizatorias, tanto en la historia de la modernidad, como en su catastrófica actualidad.

  En este segundo volumen, se exploran los escenarios, las representaciones, las formas objetivas y sujetivas de una variante moderna, el barroco, y su constitución de larga duración dentro de la modernidad, así como su emergencia espontánea en diversas esferas materiales de la vida capitalista.

  A partir de estudios filosóficos, estéticos o artísticos, se estudia el montaje barroco como estrategia de interrupción, desviación, derroche o sabotaje de la vida configurada en el capitalismo, especialmente en el permanente intento de fracturar dos vectores determinantes del capital: el proceso de acumulación de riqueza y el proceso de intercambio abstracto ejercido por la mercancía dinero. El ethos barroco decostruye constantemente este centro realista del capital. Desde una representación de segundo grado –generalmente estética o religiosa– rehuye la confontación directa con el capital y se refugia en estrategias de tono menor, de segundo grado o de plena espectración, para hacer, como decía Bolívar Echeverría, vivible lo invivible.

  ¿Cómo es que sintetiza Echeverría lo barroco? En su Modernidad de lo barroco, señala tres rasgos: a) Si bien el barroco es una alternativa que se constituye y opone a la historia dominante de la modernidad, no deja de ser un alternativa para vivir en y con el capitalismo; b) es, fundamentalmente, un principio que ordena el mundo de la vida; y c) es una puesta en escena radical, donde la singularidad de la vida se afirma como absoluta y evanescente a un mismo tiempo, por esta razón no se constituye como una identidad nuclear (véase Echeverría, 1998: 48). A partir de estos presupuesto, puede indicarse que se trata de una formalización compleja del hecho capitalista y moderno. Formalización que abreva de la materialidad y espacialidad de la vida cotidiana y que afirma su legalidad en el uso de las cosas, en un trabajo material-artesanal que huye de la pragmática del capitalismo al presuponer una forma natural determinante o al sofisticar la representación hasta alcanzar una obra de arte. Ambas estrategias no hacen sino reafirmar una dialéctica entre lo evanescente y lo absoluto, que sólo puede tener una resolución teatral y dramática; de ahí que el escenario barroco siempre se planteé como virtualidad, representación de representación, espectralidad, fantasmagoría, simulacro o teatralidad.

  En ese movimiento de constitución y destrucción de identidades, la forma barroca concreta, constantemente, una serie de figuras civilizatorias: la socialidad como laberinto, ruina y escritura. Todo proyecto barroca desemboca, de una u otra forma, en esas claves de montaje, que son escenarios donde se fagocitan los códigos, donde se devoran unos a otros los significados como lo hace la vida social y comunitaria en el laberinto urbano, la materia en la ruina y la oralidad en la escritura.

  A partir de estas configuraciones de crisis y catástrofe –que constituyen escenarios paradigmáticos de segundo grado, para generar el teatro del mundo del capital– el barroco trastoca las representaciones hasta alcanzar una legalidad formal. Constitución estructural que implica la constante performación de todo lo dado, pero, a la vez, presupone que, con el fin de no detener esa formalización, debe asentarse en una principio de donación, esto es, construye la idea de una naturaleza y una materia como fundamentos de apertura para que se realice la mutación transnatural y transcrítica de la vida en el capital. Este principio sistemático de trabajo tiene dos implicaciones: a) detener el flujo de la mercancía dinero, que serializa, abstrae y normaliza todo intercambio como equivalencia mercantil. Contra ese presupuesto, el barroco regresa a la forma material y pone en juego intercambios no mercantiles, sino intercambios simbióticos, sacros, estéticos y cráticos; b) interpone al principio de acumulación de riqueza del capitalismo, el principio barroco del derroche. Frente a la economía del ahorro, el trabajo y la reinversión cuantitativa y cualitativa de capitales, su estrategia es el despilfarro, la economía del derroche, la exacerbación del principio del placer y, frente a la inversión, el mercadeo simple y, en no pocas ocasiones, la solidaridad.

  Todas estas posibilidades y contradicciones de una modernidad capitalista, que es recreada desde el centro de intercambios comerciales y productivos del capital, generan un sin fin de estrategias y modos de vida que, de forma tenaz, cotidiana y material, buscan desrrealizar el flujo del propio capital. A buena parte de estas estrategias, en la historia de la modernidad y en el despliegue del capitalismo en la actualidad, se abocan los estudios de este segundo volumen sobre los debates en torno a la obra de Bolívar Echeverría.

 

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Como hemos indicado, este segundo volumen de ensayos aborda cuestiones centrales en torno a la sustancialidad de la modernidad barroca. De forma básica se piensa, desde diversas perspectivas, a la múltiples y complejas mímesis barrocas como estrategias de resistencia al capital, en muy diversas esferas materiales y espontáneas de la vida social. En este contexto, hay una gran cantidad de trabajos y estudios de caso sobre el arte barroco y su relevancia en el proceso de desrealización del hecho capitalista.

  Carlos Oliva Mendoza explora el discurso de Echeverría respecto a la modernidad barroca, para tal efecto, analiza su postura en torno a la relación entre modernidad y capitalismo; establece la definición del barroco a través de los análisis de la “donación de forma” y la “ley formal del barroco”; y, finalmente, esboza tres escenarios postcapitalistas que parten de la reactualización de los comportamientos barrocos.

  En La línea melódica de bajo y el barroco musical: variaciones sobre algunas ideas de Bolívar Echeverría, Omar Anguiano Lagos retoma las anotaciones de Echeverría sobre el “método” barroco, que opera mediante complejos juegos de ambivalencias. Así, en el campo de la estética musical se plantea que las notas del rango de bajo, por su forma natural consistente en movimientos oscilatorios de frecuencias muy lentas, generan una ambivalencia entre la percepción auditiva y la percepción táctil. Esta ambivalencia natural de los sonidos graves se polariza hacia el método artístico del barroco, e, históricamente, se despliega en el recurso técnico del “basso continuo”. El trabajo germinal de Claudio Monteverdi y su relación discipular con los maestros musicales de la Contrarreforma son retomados por el autor para mostrar cómo el “basso continuo” podría considerarse el elemento clave de la combinatoria musical barroca. Si, como plantea Echeverría, el arte barroco es “desrealización del hecho capitalista”, las notas del rango bajo son un elemento clave de ello cuando se trata de su vertiente musical y sonora.

  En su texto Mutato nomine … derivas del relato. Crónica, novela y autoficción en la obra de Leila Guerriero, Alicia Frischknecht nos plantea las posibilidades que se abren para el ejercicio del relato en el contexto de los nuevos medios digitales, sobre todo a partir de los cambios en la experiencia de la temporalidad y la espacialidad generados por el uso cotidiano de las redes sociales. La autora pone en tensión la idea de “homo/mulier legens” de Echeverría con las nuevas derivas del relato contemporáneo: ya no se trata de la pregunta por el “futuro del libro”, sino de una reformulación radical “de los objetivos de los medios escritos”. El ensayo augura el advenimiento de una textualidad refundada que nos llega desde los “rastros” y “residuos” del relato moderno, pero tan potente que puede desbordar la lógica que le dio origen. El despliegue de la mujer como sujeto social es fundamental en la refundación de esta nueva textualidad y, en este sentido, se ilustra con un análisis de la obra de Leila Guerriero.

  Al hacer explícitas y volver a trabajar las fuentes de Echeverría, Ángeles Smart logra, en su texto Vida cotidiana y ornamento barroco: la crítica de Bolívar Echeverría a Las Meninas de Velázquez, mostrar la radicalidad de las interpretaciones del filósofo sobre el arte y el hecho barroco. Interpretaciones consignadas de manera lateral, dentro de su propuesta filosófica, Smart las rescata y muestra el conocimiento profundo y el dominio que Echeverría tenía de la historia del arte barroco. Así, nos indica la semejanza de nuestro autor con la “crítica destructiva” del proyecto benjaminiano y la radicalidad con que acomete y lleva al extremo las interpretaciones canónicas de Foucault y Sarduy sobre Las meninas. La “luz tranquila pero implacable de los días comunes”, escribe Echeverría, sería desde esta perspectiva otra forma en que los valores de uso cotidianos y espontáneos destruyen el canon establecido del gran arte.

  El texto Música como ruido y profecía de Luis Guillermo Martínez Gutiérrez, es un ensayo sobre el comportamiento profético de la música dentro del capitalismo. La crítica de la religión desarrollada por Marx y seguida, en este caso, por Echeverría al entender a la mercancía como un objeto endemoniado, son un detonante importante para entender la vocación profética que se le adjudica a la música. Igualmente los estudios semióticos de Echeverría, así como el puente entre la semiótica y el marxismo que elaboró el filósofo ecuatoriano son otro punto de partida para entender cómo se comportan estas profecías prosaicas.

  Ricardo Cortés Ortega, en Fiesta de sangre: ethos barroco y melancolía en la obra de José María Arguedas, hace un estudio de las formas de narración y representación que alcanza Arguedas para mostrar los complejos procesos de resistencia de comunidades indígenas específicas que, a través de una teatralización extrema, mantienen presente el hecho del despojo originario, la devastación de las formas naturales y el despliegue del capitalismo en América Latina. Al seguir las anotaciones de John Kraniauskas y de Carlos Oliva Mendoza, el autor esclarece cómo el hecho capitalista vigente y las formas de resistencia y sentido de los pueblos originarios muestran la operación específica, profunda y de larga duración del ethos y la modernidad barroca.

  Jorge Carlos Carrión muestra cómo las categorías “mestizaje”, “codigofagia”, “blanquitud” y “ethos barroco”, tal como se planten en la obra de Echeverría, pueden utilizarse para realizar estudios de caso de fenómenos culturales de gran relevancia. Así, a partir de un análisis prolijo de dos historietas latinoamericanas, Jorge Carrión hace patente la manera en que estas producciones culturales asumen una posición crítica frente a la modernidad capitalista, sobre todo en su versión usamericana. Esta modernidad, codificada conforme a las características del ethos realista (en el interior de la teoría de los cuatro ethe) aspira a determinar la totalidad del sentido social, pero encuentra, en Latinoamérica, juegos de resistencias culturales muy sutiles y poderosos. Las dos historietas estudiadas se proponen como referentes insoslayables de la efectividad estratégica cultural que opera en Latinoamérica, para distanciarse, cotidianamente, del dominio de la afirmación realista de la reproducción social capitalista.

  Economías barrocas como escenarios de des-realización del hecho capitalista: el legado de Bolívar Echeverría en el Sur Global, de Mariana Belén Carrizo, trata el tema del ethos barroco desde el estudio de la economía popular en Buenos Aires, en particular en el mercado de La Salada. Nos presenta una exposición clara de las estrategias de resistencia barrocas, con las que se transgrede o se deforma los principios de racionalidad, urbanisismo, progresismo, nacionalismo e individualismo propios del ethos realista de la modernidad, y, concluye que se trata de formas que dan pie a una modernidad emancipada, al “hacer tambalear” los “cimientos” de la modernidad capitalista.

  Por su parte, Edwin Alcarás, en El flâneur y el mestizo latinoamericano como paradigmas de sujetidad barroca, hace una arqueología de las profundas relaciones entre la obra de Echeverría y la de Walter Benjamin. Sincrónicamente con este ejercicio, Alcarás sostiene que la clave alegórica, que se desprende de los comportamientos barrocos de resistencia, permite la postulación de dos formas de sujetidad: el flâneur del siglo XIX, en el caso de Benjamin, y el y la mestiza que emerge en el siglo XVII latinoamericano. A la par barrocas y alegóricas, estas identidades evanescentes conducen una representación absoluta de la resistencia ante las formas de destrucción del ejercicio de la política y la libertad. Permiten en ese despliegue dramático, vislumbrar alternativas al curso del capital.

  En Modernidad y ciencia ficción en México, Itala Schmelz realiza una aplicación de las teorías sobre la blanquitud y el ethos barroco mediante un estudio crítico comparativo entre el género cinematográfico de ciencia ficción, en su versión hegemónica de origen “hollywoodense”, frente a algunas producciones clave del género en el cine mexicano. Así, la autora plantea la distinción entre una ciencia ficción articulada bajo el signo del ethos realista y una “ciencia ficción barroca”. La primera deriva en el cine de “ficción catastrofista”, cuyo sentido dominante es el de las distopías destructivas, mientras que, por su parte, la "ciencia ficción barroca”, logra plantear atisbos de “otras formas de modernidad” no dominadas por el ethos realista. La argumentación se enriquece poniendo en tensión la teoría de los cuatro ethe, de Bolívar Echeverría, con la teoría del capitalismo gore, de la filósofa Sayak Valencia.

  Pablo Salvador Berrios González realiza una propuesta en Acercamientos críticos a la historia del arte latinoamericano desde Bolívar Echeverría, la cual consiste en la utilización del concepto de identidad de Bolívar Echeverría en la historia del arte en Latinoamérica. Así, desde una perspectiva no esencialista de la identidad, se realiza una crítica al arte como conformador del Estado-nación. Las relevancias del tema son variadas y se encuentran en la utilización del concepto de identidad como conformador de códigos dentro de una de las problemáticas más consistentes del arte en América Latina: el problema de su identidad, problema propio de principios del siglo XX. En esta propuesta, los desarrollos marxistas de Bolívar Echeverría son utilizados fuera de sus límites propios para ser trasladados al terreno de la crítica e historia del arte.

  Mario Pehuén y Lucia Sartino, en su texto Teatralidad y puesta en escena: operaciones artísticas contemporáneas para pensar la agonía de la modernidad, exploran tres “operaciones artísticas” que han tenido lugar en el Sur, desde la teoría del ethos barroco. Eligen tres casos: una intervención que formó parte de las rebeliones de Chile del 2019, una obra “de sitio” en el MEC, en Rio Negro, y otra intervención del año 2012 en Bariloche. Se trata de obras que aluden a proceso políticos que pueden ser leídas en clave barroca y que además, fueron concebidas como mecanismos de resistencia. El texto ofrece una profunda lectura del barroco desde, fundamentalmente, los elementos de “teatralización”, “resistencia” e “invención de nuevos modos de existencia” como estrategia artística contemporánea. Se trata de un ejericio que permite pensar el barroco más allá de la teoría.

  En Racismo y mirada: Imágenes de la blanquitud-Imágenes mercancía, Karolina Romero propone indagar en las imágenes actuales que producen los medios de comunicación aquello que Echeverría entiende como blanquitud, concretamente en el caso de Yalitza Aparicio. De esta manera, pretende plantear un diálogo entre la relación mirada/blanquitud. Es un estudio de caso en donde la propuesta de blanquitud entra para desarrollar estudios sobre la imagen y la mirada. Como un segundo argumento, se propone la imagen de Yalitza Aparicio como una parodia de la mujer indígena que participa en las movilizaciones latinoamericanas actuales. Esto último bajo la noción de montaje. Se trata, como lo dice su autora, de pensar la relación entre la mirada y la blanquitud a partir de la crítica a la modernidad capitalista.

  La obra de Echeverría empieza a dar lugar y ensayarse en muchos campos disciplinarios, prácticas académicas y generar respuestas, desde la teoría, dentro de los conflictos sociales vigentes. En este sentido, María Ayelén Sepúlveda y María Celeste Venica, en su trabajo, Educación artística superior en contexto del Sur Latinoamericano. Estrategias metodológicas en tono barroco, nos narran y proponen el ejercicio docente, en el aula, desde una experimentación con los usos y útiles que se generan dentro de un esquema barroco, más allá de los aspectos cuantitativos que norman los proyectos educativos actuales. Vemos en este texto cómo toda una serie de ejercicios barrocos ofrecen alterativas para otra práctica educativa y otro objetivo en los procesos de enseñanza y educación artística superior.

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